Respuesta
a su pregunta de salud
Título
: Olor a amoniaco o urea en el sudor.
Pregunta
(formulada el 23 de Noviembre del 2012):
Ante
todo mis saludos a la dirección de ABC FARMA Consultorio de salud.
Hace
muy poco fue que localicé esta página, buscando sobre
la hipertrofia ventricular a través de GOOGLE y he podido comprobar
la importancia en la gama de información disponible en ella,
en materia de salud, lo cual me ha servido para consultar y aprender
de muchos temas (Enfermedades, IMC, IMB, etc.) y remedios naturales
que están a nuestro alcance y que muchas veces tenemos
algún padecimiento y por desconocimiento vamos al hospital a
buscar tratamiento medicamentoso.
Tengo
interés en preguntar si el olor a amoniaco o urea en el sudor
que se emite o queda en la ropa cuando se hacen esfuerzo físicos
prolongados tiene alguna relación con una enfermedad renal.
Tengo
un familiar que está preocupado por esto.
Saludos
Alexis
Respuesta:
Estimado
Alexis,
Muchas
gracias por su pregunta.
El olor a amoníaco
del sudor puede indicar enfermedad hepática o renal, pero
lo más usual es que sea debido a la dieta alimenticia.
El cuerpo
humano se apoya en una ingesta equilibrada de carbohidratos,
proteínas y grasas para funcionar correctamente.
Si dicho
equilibrio cambia demasiado en una determinada dirección dietética,
los signos de mala alimentación pueden surgir y sudor que huele
a amoníaco es uno de esos signos.
Por suerte,
si el ejercicio físico le deja a uno con un olor entre producto
de limpieza industrial y orina fresca de gato, hay una solución
muy fácil.
Los hidratos
de carbono son las centrales eléctricas productoras de
energía en el cuerpo, y las grasas trabajan como un sobrealimentado
generador eléctrico de apoyo.
Las proteínas
son también increíblemente importantes para la correcta
función corporal pero es mejor si se les deja principalmente
para cubrir sus otras responsabilidades.
Algunos
ejemplos de las muchas funciones de las proteínas incluyen la
formación de componentes estructurales como colágeno y
tejido conectivo, la inducción del movimiento muscular, la regulación
de mecanismos corporales y el transporte de sustancias por todo el cuerpo.
Esto es suficiente para mantener cualquier aminoácido ocupado.
Dietas
altas en proteínas y bajas en carbohidratos son generalmente
lo que conduce a sudar apestosamente a amoníaco (y a que el aliento
huela amoniaco) (también la insuficiencia renal crónica
puede hacer que el aliento huela a amoníaco).
Básicamente
funciona así: Cuando una persona con este tipo de dieta
comienza a hacer ejercicio, su cuerpo rápidamente está
obligado a recurrir a las proteínas para la energía
necesaria.
Para hacer
esto, los aminoácidos se dividen en diversos componentes, partes
de los cuales se convierten en glucosa.
Otros elementos
que salen del proceso son productos de desecho, y si el cuerpo
no puede manejar todo lo se envía de esta forma, las sobras se
excretan a través de la piel.
El amoníaco
es una forma que los residuos -listos para echar- suelen tomar.
Normalmente,
el amoníaco (muy malo en grandes cantidades) sería convertido
en urea (menos mala en grandes cantidades) y sería expulsado
de manera segura a través de la orina.
Pero si
hay demasiado amoníaco, el cuerpo entra en su viejo sistema
de desintoxicar a prueba de fallos: el sudor.
Y apestoso
sudor en este caso.
De lo contrario,
una sobrecarga de amoníaco podría afectar las funciones
neurológicas y causar fatiga muscular.
Si la reducción
del consumo de proteínas y no soluciona completamente el problema
del olor, se debe de beber más agua.
El agua
diluirá el amoníaco, y lo hará más fácil
de excretar.
Hay que
tener también presente que si el olor a amoniaco emana de la
boca puede no estar relacionado con el sudor y el ejercicio físico
y pude ser una indicación de enfermedad hepática o
de insuficiencia renal, aunque también el mal aliento puede
ser debido a una dieta alta en proteínas.
Si corremos
una maratón o realizamos alguna otra actividad atlética
exhaustiva, será difícil evitar oler a amoníaco
al cruzar la línea de meta, ya que el ejercicio prolongado y
agotador puede hacer al cuerpo particularmente susceptible.