Un objetivo difícil de conseguir para los científicos:
Reproducir
sus investigaciones en aplicaciones prácticas.
La
comunidad científica médica gasta miles de millones
estudiando nuevas terapias farmacológicas prometedoras.
Sin
embargo los resultados publicados de numerosas investigaciones
no pueden ser reproducidos por otros, incluyendo las
grandes compañías farmacéuticas.
Hace
dos años un grupo de científicos de Boston publico
un estudio describiendo como habían destruido un tumor
cancerígeno atacando la proteína STK33.
Los
científicos de la empresa biotecnológica Amgen
Inc., rápidamente se pusieron en acción para trabajar
en la idea y formaron un grupo de 24 investigadores para repetir
el experimento con el objetivo de convertir los resultados en
un fármaco que curase el cáncer.
Todos
los esfuerzos acabaron en pérdida de dinero y de tiempo.
Después
de 6 meses de intenso trabajo el laboratorio Amgen llegó
a la conclusión de que no se podían replicar los
resultados y canceló el proyecto.
Este
es un ejemplo de los secretos sucios de la medicina. La mayoría
de los resultados de investigaciones médicas, incluyendo
aquellos que se publican en las revistas científicas
más prestigiosas, no pueden ser reproducidos.
Es
un tema serio y preocupante porque obviamente lleva a confusión
y da una idea errónea a muchas personas que implícitamente
confían en los resultados científicos que se publican
en respetadas revista médicas.
Reproducir
un resultado es la base de toda investigación moderna,
es el nivel de calidad por el cual una afirmación científica
es elevada.
Cuando
descubrimientos médicos publicados no pueden ser validados
por otros, se producen consecuencias importantes.
Independientemente
de que los laboratorios farmacéuticos pierden mucho dinero,
pacientes que se registran en pruebas clínicas que están
basadas en datos conflictivos suelen no ver beneficio alguno
y hasta sufren dañinos efectos secundarios.
Existe
también un problema más insidioso y perverso:
la preferencia por los resultados positivos.
A
diferencia de las compañías farmacéuticas,
los investigadores académicos no conducen sus experimentos
con placebo doble ciego (ni los participantes ni los investigadores
saben quién pertenece al grupo de control o al grupo
experimental), lo cual hace más fácil coger resultados
estadísticos que soporten un resultado positivo.
En
la búsqueda de empleo y financiación, especialmente
en una época de dificultad económica, un número
de científicos cada vez mayor se encuentra en la necesidad
de producir más experimentos con resultados satisfactorios.
Una
explosión de revistas científicas y académicas
ha añadido más presión a esta situación.