Los
científicos pueden haber encontrado una manera de posponer
algunas condiciones típicas del envejecimiento, según
un experimento llevado a cabo con ratones, experimento en el
cual se retrasaban o incluso se prevenían afecciones
tales como las cataratas y las arrugas inducidas por la
pérdida de grasa en ratones, mediante la eliminación
de las células que habían dejado de dividirse.
Investigadores
de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, han demostrado
por primera vez que el uso de un medicamento para atacar y matar
las células senescentes - las células del cuerpo
que han dejado de dividirse-, podría congelar esencialmente
algunos aspectos del proceso de envejecimiento.
La
mayoría de las células jóvenes y sanas
se dividen continuamente para mantener los tejidos y órganos
del cuerpo funcionando de manera óptima, pero finalmente
se detiene esa división en el organismo -en un estado
conocido como senescencia - siendo estas células senescentes
o seniles reemplazadas por otras.
La
senescencia se produce durante toda la vida, pero la capacidad
de las personas para eliminar dichas células senescentes
de sus cuerpos disminuye con la edad, lo que origina
una acumulación de ellas.
La
importancia de la senescencia celular en el proceso de envejecimiento
ha sido durante mucho tiempo supuesta pero este el último
hallazgo demuestra definitivamente que estas células
juegan un papel importante en las condiciones relacionadas con
la edad.
Si
se pudieran eliminar las células senescentes tal
vez se podrían tratar enfermedades relacionadas con la
edad.
Cuando
las células se vuelven senescentes, producen compuestos
dañinos como los que causan inflamación.
Las
células senescentes constituyen sólo una pequeña
porción de todas las células-un 5% o menos- en
los tejidos de las personas mayores, pero sus efectos suelen
extenderse.
Debido
a que la senectud se cree que se ha desarrollado como una defensa
contra el cáncer, en el cual las células se dividen
sin control, detener simplemente el proceso podría ser
peligroso.
Sin
embargo los científicos se han preguntado durante décadas
si el daño causado por las células senescentes
podría ser detenido si se eliminan del cuerpo por completo,
o si las sustancias nocivas que producen se neutralizan.