La
abuela estaba en lo cierto: los científicos encuentran
un vínculo entre las articulaciones doloridas y el pronóstico
del tiempo.
En el año 400 A.C. Hipócrates notó que
algunas enfermedades eran estacionales.
El
término de la medicina tradicional China para el reumatismo
(fengshi bing) se traduce como "enfermedad del viento húmedo".
Pero
los eruditos modernos han conseguido resultados inconsistentes
en estudios que intentan igualar patrones del clima con síntomas
de dolor, lo cual ha llevado a algunos a desechar la conexión
como altamente subjetiva o simplemente algo en la mente de los
enfermos.
"Las
creencias de la gente sobre el dolor de la artritis y el tiempo
pueden decir más sobre el funcionamiento de la mente
que del cuerpo," concluyó el psicólogo de
Stanford Amos Tversky a mediados de los 90s, después
de comparar los informes de dolor de 18 pacientes con artritis
reumatoide con condiciones climáticas locales durante
un año y no encontrar ninguna conexión.
Aún
así, otros estudios han relacionado los cambios de
temperatura, humedad o presión barométrica con
el empeoramiento del dolor de la artritis reumatoide y de
la osteoartritis, así como dolores de cabeza, dolores
de dientes, dolor en la mandíbula, dolor de cicatriz,
dolor lumbar, dolor pélvico, fibromialgia, neuralgia
del trigémino (un dolor punzante en la cara), gota y
dolor del síndrome del miembro fantasma ( la sensación
de que una extremidad amputada o incluso un órgano, como
la apéndice, está pegada al cuerpo y se está
moviendo apropiadamente).
Los
científicos no comprenden todos los mecanismos implicados
en el dolor relacionado con el tiempo, pero una de las principales
teorías sostiene que la caída de la presión
barométrica que precede a una tormenta con frecuencia
altera la presión dentro de las articulaciones.
Las
conexiones entre los huesos, mantenidas juntas por tendones
y ligamentos, están rodeadas y amortiguadas por bolsas
de líquidos y gases.
Muchos
pacientes juran que ciertas condiciones atmosféricas
exacerban su dolor. En consecuencia, ortopedistas, reumatólogos,
neurólogos, médicos de familia, quiroprácticos,
fisioterapeutas - incluso entrenadores personales - reportan
un aumento en quejas entre sus clientes cuando la temperatura
baja, o una tormenta se aproxima.
"Les
puedo decir enfáticamente que hay ciertos días
donde prácticamente todos los pacientes se quejan de
un aumento del dolor," dice Aviva Wolff, una terapeuta
ocupacional en el Hospital de Cirugía Especial en Nueva
York. "Cuanto más brusco es el cambio del clima,
más evidente es del dolor de los pacientes".
Algunas
condiciones meteorológicas parecen aliviar el dolor.
En un estudio, los vientos cálidos y de alta presión
Chinook, viento común al oeste de Canadá, disminuían
el dolor neuropático de los pacientes, un tipo de dolor
causado por enfermedad o lesión.
Para
otros pacientes, el mismo clima aumentaba las migrañas
y dolor de cabeza por sinusitis.
Algunas
personas que sufren dolor dicen que se sienten mejor en climas
cálidos y secos donde las condiciones climáticas
cambian rara vez.
Pero
los estudios consistentemente no corroboran los beneficios de
uno clima sobre otro.
"Realmente
no hay lugar en los Estados Unidos donde las personas reporten
más o menos dolor en función del tipo de clima
del lugar," dice el Dr. Jamison, quien encuestó
a 557 enfermos de artritis en cuatro ciudades en 1995 y encontró
que más del 60% cree que el cambio de clima afecta su
dolor - sin importar si vivían en San Diego, Boston,
Nashville, Tennessee o Worcester, Massachusetts.
Visitar
un clima seco y cálido puede traer alivio temporal, añade
el Dr. Jamison. "Pero si usted vive mucho tiempo, su
cuerpo parece aclimatarse y se vuelve sensible a cambios sutiles
en el clima".