Una mirada al placer.
Noviembre
2011 | Boletin
Mensual de Salud
Sexo,
drogas y rock-and-roll.
Comer,
beber y casarse.
¿Por
qué encontramos todo lo anterior tan atrayente?
Nuestros
cerebros están conectados para darnos recompensas de
placer cuando abordamos comportamientos que son necesarios
para nuestra supervivencia y la de nuestra especie.
Este
sistema de recompensa está basado en neuronas, células
nerviosas altamente especializadas que desprenden dopamina (una amina
biogénica) en aéreas del cerebro.
Nuestra
capacidad para sentirnos bien involucra a los neurotransmisores cerebrales
en este sistema de recompensa.
Por ejemplo
el éxtasis de un amor romántico puede ser simplemente
un baño en el cerebro de glutamato y norepinefrina los cuales
actúan en el sistema de recompensa desprendiendo dopamina.
Estos neurotransmisores
químicamente hablando son primos hermanos de las anfetaminas.
Personas
que consumen "crystal meth" (cuando se utiliza de manera ilegal,
la metanfetamina se conoce comúnmente como "crystal meth"
o "meth") estimulan artificialmente sus cerebros para que
estos suministren un "sofocón" de placer altamente
adictivo.
Sin embargo
este placer es de corta duración por que cuando el cerebro
es inundado desde el exterior con químicos parecidos a sus neurotransmisores,
produce menos de sus propios neurotransmisores.
El cerebro
con su compleja bioquímica siempre evita los intentos externos
de mantenerle en permanente euforia.
Quizás
esto significa que el placer deber ser pasajero por naturaleza.
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