¿Qué
sucede cuando los médicos no están contentos?
Tienen pacientes infelices.
A
mediados del siglo XX, los médicos eran los pilares de
cualquier comunidad. Para una persona inteligente, sincera y
ambiciosa, no había nada más noble y más
gratificante que convertirse en médico.
Hoy
la medicina es solo otra profesión más, y los
médicos sienten lo que sentimos todos los trabajadores:
inseguridad, descontento y ansiedad por el futuro.
En
las encuestas, la mayoría de los médicos expresan
su disminuido entusiasmo por la medicina y dicen que
desalentarían a un amigo o miembro de la familia a entrar
en la profesión.
En
una encuesta del 2008 de doce mil médicos, sólo
el 6% describió un estado de ánimo positivo. El
ochenta y cuatro por ciento dijo que sus ingresos eran constantes
o decrecientes. La mayoría dijeron que no tenía
suficiente tiempo para dedicar a los pacientes debido al papeleo,
y casi la mitad dijo que planeaba reducir el número de
pacientes que iban a ver en los próximos tres años
o detener la práctica por completo.
Esa
actitud no es sólo un problema para los médicos.
También perjudica a los pacientes . Un doctor en la actualidad
recibe poco respeto por parte de pacientes, colegas médicos
y administradores, a pesar de un buen juicio clínico,
de trabajo duro, y compasión por sus pacientes.
Una
consecuencia no deseada del progreso es que los médicos
cada vez tienen menos tiempo para pasar con sus pacientes. Los
avances médicos han transformado enfermedades que
eran hasta hace poco terminales, tales como el cáncer,
el SIDA o la insuficiencia cardiaca congestiva, en condiciones
crónicas complejas que deben ser gestionados durante
años.
Los
médicos también tienen más opciones de
diagnóstico y tratamiento, y deben proporcionar un conjunto
creciente de pruebas de detección y otros servicios preventivos.
El
creciente descontento tiene graves consecuencias para los pacientes.
Una de ellas es la escasez inminente de médicos,
en especial en la atención primaria, que cuenta con el
reembolso más bajo de todas las especialidades médicas
y probablemente tiene los practicantes más insatisfechos.
Quizás
el inconveniente más grave, sin embargo, es que médicos
infelices hacen a los pacientes infelices y pacientes infelices
tardan más en sanar. Los pacientes de hoy están
desencantados cada vez más con un sistema médico
que suele ser indiferente a sus necesidades.
La
insensibilidad en las interacciones médico-paciente se
ha vuelto casi normal.
Por
supuesto, los médicos no son los únicos profesionales
que no están contentos hoy. Muchas profesiones, incluyendo
abogacia y enseñanza, se han convertido en profesiones
constreñidas por las estructuras corporativas, lo que
ocasiona la pérdida de autonomía, de status y
de respeto. Pero como un sociólogo de Princeton, Paul
Starr, escribe, durante la mayor parte del siglo XX, la medicina
era "la heroica excepción que sostuvo la tradición
menguante de profesionalismo independiente." Es una excepción
cuyo tiempo ha expirado.
Lo
más importante para un médico son los momentos
humanos. La medicina es algo que consiste en el cuidado de
las personas en sus estados más vulnerables, cuidado
que hace al mismo médico un tanto vulnerable en el proceso.
Esos
momentos humanos son lo que otros- abogados, banqueros, ingenieros,
politicos o carpinteros-envidian de la profesión médica,
y que ninguna empresa, ninguna agencia, ninguna entidad o ningun
gobierno deberia poder quitar a un médico.
En
última instancia, esos momentos humanos son la mejor
esperanza para salvar la profesión médica.