No solo envejecemos, sino que también encojemos.
Octubre
2011 | Boletin
Mensual de Salud
La
pérdida de altura es parte natural del envejecimiento, algunas
personas inician una reducción de altura pasados los 30.
Sin
embargo perder demasiada altura y demasiado rápido,
según estudios recientes, puede ser una señal de alto
riesgo de fracturas de cadera, fracturas de columna e incluso de enfermedades
del corazón, sobre todo en los hombres.
Que
mujeres, con edades comprendidas entre los 45 y los 65 años,
se den cuenta de que se están reduciendo, es bastante normal,
es hombres, puede ser una señal de advertencia de que algo no
va bien.
No
es inusual una reducción de altura de 8 milímetros
cada década después de cumplir 40 años de edad.
Los discos
entre las vértebras pierden líquido y se aplanan, los
músculos pierden masa y se debilitan, especialmente en el abdomen,
lo cual puede exacerbar la mala postura. Incluso los arcos de los pies
se aplanan ligeramente, lo que reduce la altura en unos pocos milímetros
más.
El fumar
cigarrillos, beber alcohol o cafeína en exceso, llevar una dieta
extrema y tomar esteroides y otros medicamentos puede agravar la pérdida
de altura.
Seguir
una dieta sana, con cantidades adecuadas de calcio y vitamina
D, y hacer regularmente ejercicios con pesas puede ayudar a evitar
la pérdida de altura, aunque tener fuertes genes también
ayuda.
Cuando
en encogimiento es grande y rápido, la mayor preocupación
es la osteoporosis, en la cual los huesos se vuelven débiles,
frágiles y vulnerables a una rotura.
La pérdida
de altura es también un marcador de enfermedad cardiaca
en los hombres.
Un amplio
estudio con hombres británicos, publicado en la revista Archives
of Internal Medicine en el 2006, encontró que los hombres que
habían perdido 3 centímetros o más de altura
en sus últimos 20 años tenían un 46% más
de probabilidades de sufrir una enfermedad coronaria y un 64% más
probabilidades de morir por cualquier otra causa que los hombres que
perdieron menos altura.
No todo
el mundo pierde altura a medida que envejece. Alrededor del 20% de
las personas no reducen notablemente su altura con el paso de los
años gracias a una combinación de genética y de
hábitos saludables durante toda su vida.
Aunque
aproximadamente el 70% de la altura de una persona está determinada
por la genética, los niños necesitan una buena nutrición,
con muchas proteínas, vitaminas y calcio, para alcanzar su potencial
al llegar a adultos.
La atención
prenatal marca también una diferencia: si la madre fumaba o estaba
desnutrida cuando estaba embarazada, el hijo probablemente será
más bajo de lo que debería ser.
La mejor
manera de evitar la pérdida de altura y la osteoporosis en los
últimos años es fortalecer los huesos en la infancia.
Llevar una dieta saludable y consumir suficiente calcio y vitamina
D sigue siendo crucial para la salud ósea en la mediana edad
y en la vejez.
Ejercicios
regulares con pesas, correr y caminar, es también importante.
Investigadores
israelíes que midieron a más de 2.000 hombres y mujeres
en 1965 y nuevamente lo hicieron en 1995, encontraron que aquellos que
realizaron de manera moderada una actividad aeróbica vigorosa,
ya fuera durante toda su vida o después de cumplir los 40 años
de edad, habían perdido sólo la mitad de la altura que
perdieron los que dejaron de hacer ejercicio al llegar a la mediana
edad o los que nunca realizaron ejercicio.
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