¿Qué
tienen en común una enfermedad cardíaca, la diabetes,
el Alzheimer, un derrame cerebral y un cáncer?
Agosto
2012 | Boletin
Mensual de Salud
Tienen
en común una condición conocida como inflamación
crónica.
La
inflamación es la respuesta natural del cuerpo a las lesiones
y los irritantes externos.
Pero
cuando dichos irritantes (agentes químicos y otros estímulos)
no dan tregua, debido a una dieta de alimentos ricos en grasas, a
un exceso de grasa corporal o a tabaquismo, por ejemplo, el sistema
inmunológico puede salirse de control y aumentar el riesgo de
enfermedad.
Los expertos dicen
que cuando la inflamación se vuelve crónica puede
dañar las válvulas del corazón y las células
cerebrales, activar accidentes cerebrovasculares y promover la resistencia
a la insulina, lo que conduce a la diabetes.
También está
asociada la inflamación crónica con el desarrollo del
cáncer.
Un reciente descubrimiento
significativo relaciona la obesidad con la inflamación.
Las formas en que
la obesidad favorece la inflamación tienen que ver con las células
de grasa, particularmente las de la grasa visceral que se instala
en el vientre y alrededor de los órganos.
Se pensó
durante mucho tiempo que dichas células de grasa sólo
servían para almacenar el exceso de peso.
Sin embargo actúan
como pequeñas fábricas para producir las moléculas
conocidas como citoquinas, moléculas que ponen la inflamación
en movimiento.
Los investigadores
han aprendido en los últimos años que el tejido graso
abdominal es un semillero de inflamación el cual vierte
todo tipo de moléculas inflamatorias.
El paso más
importante que un paciente puede dar es perder el exceso de peso, algo
que puede reducir la inflamación en cuestión de semanas
o meses.
Según un
estudio del 2007 publicado en la revista Archives of Internal Medicine
la pérdida de 2.2 libras (1 kilogramo) de peso reduce de proteína
C reactiva, un indicador de la inflamación en el cuerpo,
en 0,13 mg / l.
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