Cuando
los cambios de comportamiento son una advertencia temprana de problemas
de salud mental.
Julio
2013 | Boletin
Mensual de Salud
Un
tío suyo comienza a creer que todos sus comentarios son sarcásticos.
O
un buen amigo de toda la vida le dice impertinencias.
Estas
personas pueden no solo estar pasando por un mal momento. Investigaciones
recientes indican que pueden estar mostrando las primeras señales
de que algo va mal en su cerebro.
Con cada
día más trastornos neurológicos, enfermedad de
Alzheimer , TDAH, etc., el primer indicio de que algo anda mal puede
ser un comportamiento social atípico.
Cambios
en el comportamiento social, tales como dificultad para detectar comentarios
no sinceros o sentir empatía, pueden ser una ventana hacia la
salud neurológica, dicen los científicos.
Esto se
debe a que la forma en que interactuamos con otras personas es una de
las funciones más complejas que el cerebro tiene que realizar.
Se requiere
de una sinfonía de neuronas disparando en todo el cerebro y trabajando
en red para poder detectar, decodificar e interpretar las señales
sociales.
El deterioro
en el funcionamiento social puede comenzar incluso mientras que las
funciones ejecutivas como la planificación y la organización
permanecen intactas durante las etapas tempranas de los trastornos mentales.
Reconocer
cambios sociales en la personalidad podría permitir el diagnóstico
precoz de un trastorno.
Con algunas
condiciones de la infancia, como el autismo o trastorno de hiperactividad
y déficit de atención, los problemas sociales son una
de las principales características de la enfermedad.
En otras
condiciones en las que los problemas sociales no son los principales
síntomas, condiciones como la demencia, la depresión y
la esquizofrenia, los primeros indicios pueden provenir de cambios en
la personalidad normal de una persona, por ejemplo ser cada vez menos
amigable, comprensivo y atento, o más paranoico.
Las peculiaridades
sociales pueden ser sutiles o drásticas, y van desde la falta
de interés en pasar tiempo con otras personas, pasando por problemas
de etiqueta social y llegando a conductas emocionales inapropiadas.
Otros déficits
sociales que podrían indicar un problema son las incapacidades
para centrar la atención en lo que otras personas perciben, o
la incapacidad para imaginar lo que otra persona está pensando.
Los investigadores
creen que hay varias redes formadas por diferentes partes del cerebro
que se comunican entre sí y que son fundamentales para el comportamiento
social.
Algunas
redes actúan como frenos emocionales y otras como combustible
social.
Todo el
mundo tiene un equilibrio diferente en estas redes, lo cual contribuye
a nuestra personalidad, emociones y conductas.
Pero con
la enfermedad, partes del cerebro o las formas en que dichas partes
se comunican con otras áreas pueden ser radicalmente alteradas.
Según
la Dra. Katherine Rankin, que investiga neurobiología en la Universidad
de California, San Francisco (UCSF), es poco probable que observemos
los cambios sociales en nosotros mismos.
Por lo
tanto, a menudo depende de los miembros de la familia el informar de
sus preocupaciones a un médico.
Se recomienda
que las personas mayores de 40 o 50 años vean a un neurólogo
si experimentan cambios en el funcionamiento social o emocional, o problemas
de lenguaje o memoria.
Una evaluación
para un adulto podría incluir un examen físico, preguntas
acerca de los cambios en el estado de ánimo y los niveles de
actividad, y la evaluación de las funciones cognitivas.
Para un
niño, también puede haber preguntas sobre los hitos del
desarrollo.
Una vía
cerebral crítica se llama la red de relevancia ventral, la cual
filtra la información recibida que es importante a nivel personal.
La red
parece ayudar a determinar la conciencia emocional de las personas.
También
ayuda a evaluar la posibilidad del castigo social.
Esta red
en tareas de control indica al cerebro cuando prestar atención
a la información importante y cuando procesarla.
La red
de valoración semántica agrega nuestra interpretación
emocional a la situación.
La teoría
de los investigadores es que en conjunto, estas redes y otras personas
nos ayudan a entender el contexto de situaciones sociales y emocionales.
Cuando
una o más de estas redes tienen problemas, se suele perder la
capacidad de empatía, la cual es uno de los comportamientos sociales
más complejos, indica la Dra. Rankin, quien trata y estudia pacientes
con demencia.
Para comprender
profundamente, tenemos que leer correctamente la información
emocional significativa y averiguar cual debe ser la respuesta adecuada,
que a veces puede no coincidir con lo que lo que la otra persona está
sintiendo.
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