La creciente
cantidad de carbohidratos consumidos en la dieta occidental y el creciente
procesamiento de dichos carbohidratos ha aumentado los niveles de insulina,
ha puesto las células grasas (adipocitos o lipocitos) en camino
constante al almacenamiento y ha suscitado respuestas biológicas
que promueven la obesidad en un gran número de personas.
Como
una infección que provoca un aumento de la temperatura corporal,
el alto consumo de carbohidratos refinados o procesados, tales como
patatas fritas, galletas, tortas, refrescos, cereales azucarados , arroz
y pan ha incrementado los pesos corporales a lo largo de la población
.
Una de
las razones de por que hoy consumimos tantos carbohidratos refinados
es porque se han agregado a los alimentos procesados en lugar de
las grasas que han sido el blanco principal de los esfuerzos
de reducción de calorías desde la década de 1970.
La grasa
tienen dos veces las calorías de los carbohidratos, pero las
dietas bajas en grasa son las menos eficaces a la hora de ser comparadas,
según varios estudios, entre ellos uno presentado en la Asociación
Americana del Corazón este año.
En dicho
estudio los intervinientes a pesar de consumir la misma cantidad de
calorías en cada dieta, quemaron unas 325 calorías
más por día en la dieta baja en carbohidratos que en la
dieta baja en grasas, cantidad que equivale a la energía
gastada en una hora de actividad física moderadamente intensa.
Además,
la industria alimentaria, la cual obtiene enormes beneficios con
los productos altamente procesados derivados del maíz, el
trigo y el arroz - invoca el equilibrio de calorías como su primera
línea de defensa.
Según
ellos si todas las calorías son iguales, entonces no hay alimentos
malos, y las bebidas azucaradas, la comida basura y similares son
buenos con moderación. Es simplemente una cuestión de
control de raciones.
El hecho
de que esto rara vez funciona se justifica con la supuesta evidencia
de que las personas obesas carecen de fuerza de voluntad, no con
el más que probable hecho de que la idea en si podría
ser totalmente erronea.
En el entorno
de la actual comida moderna las personas parecen tener un mayor control
sobre la calidad de lo que comen y sobre la cantidad de lo que comen.
Con la
reducción del consumo de cereales refinados, azúcar concentrado
y productos derivados de patata y algunas otras opciones de estilo de
vida razonable, nuestro sistema de control de peso corporal interno
puede ser capaz de hacer el resto.
Finalmente,
podríamos traer el punto de ajuste del peso corporal a los
niveles pre epidémicos. Abordar la causa subyacente del impulso
biológico que nos lleva a comer en exceso puede ser una solución
mucho más práctica y eficaz contra la obesidad que el
contar calorías.
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