Una
nueva investigación demuestra que no todo el estrés
es malo para el cuerpo. Es más, según el estudio
de la Columbia Business School existe incluso un estrés
que beneficia al organismo.
¿Cómo
se consigue más estrés del bueno, y se elimina
el dañino?
Esa
es la gran dificultad.
Contrariamente
a la creencia popular, el estrés no tiene que ser una
fuerza que drena la salud y succiona el alma.
Sin
embargo pocas personas saben como transformar el estrés
en algo positivo que ayuda a conseguir objetivos.
Investigaciones
recientes confirman que tener el control sobre las demandas
del trabajo diario, haciendo de dicho trabajo una actividad
que le da sentido y propósito a la vida y disfrutar
del apoyo y el aliento de los compañeros está
vinculado al estrés beneficioso.
Cambiar
las actitudes y expectativas sobre el estrés a través
de la formación y de grupos de apoyo también puede
fomentar el estrés de tipo constructivo.
"El
estrés es una paradoja," dice Alia Crum, investigadora
en el departamento de gestión de la Columbia Business
School, que estudia cómo las actitudes de las personas
dan forma a su respuesta al estrés.
"Por
un lado, puede ser lo que más nos dañe la salud.
Por otro, es fundamental para el crecimiento psicológico
y físico. Nuestro sistema de creencias, la lente a través
de la cual elegimos observar y acercarnos a la tensión,
modificará el resultado final".
Los
empleados de una empresa con problemas fueron capaces de cambiar
sus actitudes hacia el estrés con la ayuda de un programa
de video de entrenamiento mostrando atletas, dirigentes y profesionales
llevar a cabo grandes hazañas frente a enormes desafíos,
según un estudio dirigido por la Dra. Crum que fue publicado
este año en la Revista de Personalidad y Psicología
Social (Journal of Personality and Social Psychology).
El
video mostrado creó un cambio constante en la mentalidad
de los participantes viendo el estrés no como una carga,
sino como una ayuda para su rendimiento.
Y,
según la investigación, las personas que hicieron
el cambio eran más propensas a experimentar una respuesta
fisiológica sana durante un ejercicio difícil
como el hablar en público, exhibiendo sólo niveles
moderados de las hormonas del estrés.
En
una respuesta de estrés saludable, el corazón
bombea más rápido y el cerebro entra en estado
de alerta máxima al fluir hormonas del estrés
(tales como cortisol y norepinefrina) en el torrente sanguíneo,
cerrando temporal los sistemas digestivo e inmune para dedicar
más recursos al desafío que se avecina.
El
estrés se convierte en perjudicial cuando estos indicadores
permanecen crónicamente elevados, aumentando la presión
arterial, dañando el sistema cardiovascular, comprometiendo
la inmunidad y causando molestias, dolores, trastornos digestivos
e insomnio.
Es
difícil revertir una respuesta al estrés extremo,
una vez que está en marcha, según los investigadores.
Muy
a menudo, las personas que tienen éxito en transformar
la tensión en su beneficio hacen cambios con antelación,
cambios en su modo de pensar sobre el estrés, en las
creencias que tienen sobre el estrés y en la forma de
trabajar y de organizar sus vidas.
Las
personas difieren en su capacidad para reducir la respuesta
al estrés. Algunas están marcadas por la genética
y por las primeras experiencias de la vida para reaccionar con
más miedo a los desafíos.
Otras
personas que experimentan adversidades tempranas parecen
dejar de responder totalmente al estrés, registrando
poca o ninguna reacción fisiológica.
Ninguna
técnica para controlar el estrés funciona para
todo el mundo, muchas personas encuentran sus mejores tácticas
a través de ensayo y error o prueba y error.