La culpa no es de la carne que comemos, sino de las bacterias que
viven en nuestro intestino.
De
utilidad por si tiene aterosclerosis
Mayo
2013 | Boletin
Mensual de Salud
Participar
en ensayos clínicos e investigaciones por lo general suele
ser bastante desagradable.
Los
científicos te someten a nuevos medicamentos que suelen tener
efectos secundarios no gratos o te tienen días sin dormir.
No
ha sido el caso de los participantes en un ensayo clínico organizado
por Stanley Hazen de la Clínica Cleveland, en Ohio, tenían
una tarea decididamente fácil y sabrosa: comer buenas chuletas
de ternera.
Después
de la lectura de las conclusiones del doctor Hazen, sin embargo, es
muy posible que dichos participantes se sientan inclinados a comer
menos carne.
Un vínculo
entre el consumo de carne roja y las enfermedades del corazón
fue percibido por los epidemiólogos hace varias décadas,
pero la naturaleza de esta relación nunca ha sido adecuadamente
explicada.
El dedo
de la culpa por lo general apunta a las grasas saturadas y al colesterol.
La carne roja contiene ambos.
Sin embargo,
un reciente extenso estudio no mostró ninguna relación
entre las grasas saturadas y las enfermedades del corazón, así
que algo más está probablemente involucrado.
El Dr.
Hazen cree que sabe lo que es. Como él describe en un artículo
publicado en Nature Medicine, la culpa en realidad se encuentra con
el microbioma-la colección de 100 billones de bacterias que
viven en el intestino humano.
En general,
los miembros del microbioma se llevan bien con su anfitrión.
Digieren los hidratos de carbono complejos que las enzimas humanas no
pueden manejar, aumentando así el valor nutricional de los alimentos.
También nos defienden de las infecciones de microbios hostiles.
Pero, como
en cualquier sociedad, los intereses de los socios no siempre están
alineados perfectamente, y el Dr. Hazen piensa que el procesamiento
en intestino de la carne roja es un ejemplo de esa falta de alineación.
El desajuste
en cuestión gira en torno a una molécula llamada carnitina.
Esta sustancia ayuda a transportar los ácidos grasos dentro de
las células, y la carne roja es rica en ella. Dr. Hazen piensa
que cuando se metaboliza por las bacterias del intestino, se inicia
una cadena de eventos que acaba produciendo la aterosclerosis (endurecimiento
de las arterias).
El Dr.
Hazen ya había demostrado, en un artículo publicado en
el 2011, que partes del microbioma pueden promover la aterosclerosis.
En aquel documento mostró que la colina, una molécula
que se encuentra en los huevos y la carne, es digerida por algunas bacterias
intestinales para producir trimetilamina, que se procesa a continuación
en el hígado para crear trimetilamina N-óxido, o OTMA-una
sustancia que estimula la aterosclerosis.
Independientemente
de los detalles, sin embargo, el último estudio sugiere que la
gente que busca la relación entre la enfermedad cardíaca
y el consumo de carne ha ignorado a los dos culpables, la carnitina
y las bacterias.
Eso no
exime al colesterol de culpa - al contrario, la carnitina aumenta el
efecto pernicioso del colesterol.
Pero el
estudio es otro recordatorio de que el fracaso en el pasado de la ciencia
médica de tener debidamente en cuenta a los huéspedes
bacterianos de los humanos, ha impedido a los investigadores entender
como el cuerpo funcionan realmente.
La enfermedad
cardíaca es la principal causa de muerte.
Aunque
el análisis del Dr. Hazen no cambia los consejos sobre cómo
prevenir la aterosclerosis (entre otras cosas, comer carne con moderación),
puede revisar radicalmente el tratamiento de aquellos para los cuales
la prevención ha fallado.
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