Durante
siglos a los médicos se les ha inculcado lo que se llama
la Ética Hipocrática
La
tradición sostiene que un médico esta requerido
éticamente a usar su mejor conocimiento para recomendar
a su paciente lo que considera que es lo mejor para el interés
del paciente, sin preocuparse por cual es el interés
de una tercera parte que paga por el servicio , ya sea una compañía
aseguradora o un gobierno.
Sin
embargo gradualmente la profesión médica en algunos
países está cambiando el enfoque por otro llamado
la Ética Veterinaria en la cual el interés
del que paga (el dueño del animal) está por encima
del interés del paciente.
Por
ejemplo cuando al dueño de un perro le dice el veterinario
que el animal tiene una condición médica grave
que requiere una costosa cirugía, el veterinario le ofrece
una o más opciones, desde tratar de curar pasando por
un cuidado paliativo (hacer los síntomas mas llevaderos
sin eliminar la causa) y llegando a la eutanasia, con los diferentes
costos asociados a cada opción, para a continuación
seguir los deseos del dueño del perro.
Una
combinación de factores políticos y económicos
de los controles sanitarios, está llevando el enfoque
veterinario a la profesión médica.
En
algunos países como Estados Unidos se está llegando
a que protocolos gubernamentales marquen las decisiones terapéuticas
de los médicos, desde antibióticos a cirugía.
No
solo eso, estudiantes de medicina y residentes en prácticas
están siendo entrenados a seguir guías y protocolos
federales como parte normal de su formación y práctica
médica.
Como
resultado de ello una nueva generación de doctores está
menos inclinada a poner en duda las recomendaciones de las agencias
federales y su nuevo aprendizaje médico basado en protocolos
les desanimará a pensar de manera independiente y a usar
el conocimiento intuitivo , dos características esenciales
para practicar una buena medicina.