Cuando
se produce un desastre natural, la electricidad se va (corte
de energía eléctrica) y las luces se apagan. Es
una escena común durante la temporada de huracanes y
tornados, y es muy similar a lo que sucede en un paro cardíaco
repentino. El corazón sufre un daño, la electricidad
sufre un cortocircuito, el corazón no puede bombear,
y el cuerpo muere.
El
corazón es una bomba eléctrica, donde se genera
electricidad en especiales células marcapasos (células
especializadas que hacen que músculos y tejidos involuntarios
se contraigan y dilaten) en la cámara superior, o aurícula,
del corazón.
Una
chispa eléctrica hace que células musculares se
contraigan a la vez y produzcan un latido del corazón.
Este latido bombea sangre a través de las válvulas
de dicho corazón a todos los órganos del cuerpo
para que puedan hacer su trabajo.
El
mecanismo se viene abajo de muy distintas maneras, pero el final
en la muerte súbita es el mismo: el sistema eléctrico,
incapaz de producir actividad eléctrica hace que el corazón
no palpite.
Una
muerte súbita está a menudo causada por enfermedades
del corazón.
La
mayoría de las personas cuyo corazón deja de latir
inesperadamente tiene la enfermedad del corazón llamada
fibrilación ventricular.
Una
fibrilación es una contracción o temblor incontrolable
de fibras musculares (fibrillas), una actividad eléctrica
turbulenta y desorganizada del corazón.
Cuando
ocurre en las cámaras inferiores del corazón,
se denomina fibrilación ventricular. Durante la fibrilación
ventricular, la sangre no sale del corazón. Resultado:
muerte cardiaca repentina.
Las
teorías de la fisiopatología subyacente y electrofisiología
no explican la fibrilación en un aparente corazón
"sano".
Los
investigadores están explorando nuevas técnicas
de detección y comprensión de los mecanismos subyacentes
de la muerte súbita cardíaca en pacientes sin
evidencia patológica de enfermedad cardíaca oculta.