El misterio de la diabetes tipo 1.
Abril
2012 | Boletin
Mensual de Salud
Los
científicos no salen de su asombro contemplando el aumento
mundial de diabetes tipo 1, la forma menos usual de la enfermedad.
Cuando
los responsables de salud pública se inquietan acerca de la incidencia
de la diabetes en la población mundial usualmente se refieren
a la diabetes tipo 2.
Alrededor
del 90% de los casi 350 millones de personas en el mundo que
tienen diabetes, sufren el tipo 2 de la enfermedad, el cual por
lo general empieza a causar problemas al llegar a los 40 o 50 y
suele estar relacionado con el estrés que los kilos de más
ocasionan en la capacidad del cuerpo para regular el azúcar en
la sangre.
Por
razones que son un completo misterio la incidencia de la diabetes
tipo 1, la cual normalmente afecta a los jóvenes,
ha venido aumentando a nivel mundial en porcentajes del 3 al 5 por ciento
anual y con más casos en los menores de 5 años.
Nadie
sabe exactamente por que la diabetes tipo 1 sigue en aumento.
Solucionar
el misterio se ha convertido en una urgencia para la comunidad científica
y al día de hoy solo se tiene una pista: los factores del medio
ambiente.
La
diabetes tipo 1, conocida antes como diabetes juvenil, es una enfermedad
autoinmune en la cual el cuerpo ataca a sus propias células,
concretamente a las células beta del páncreas,
destruyendo su capacidad para producir insulina.
En
la diabetes tipo 2, órganos y tejidos que necesitan insulina
para aceptar glucosa, por ejemplo el hígado y los músculos,
se convierten en resistentes a la presencia de insulina.
Esto
hace que las células productoras de insulina respondan produciendo
más de lo normal, lo cual eleva el azúcar en la sangre.
Las
causas principales de la diabetes tipo 2 son los factores del
estilo de vida y los factores genéticos.
En
el caso de la diabetes tipo 1 la lista de las posibles causas es larga.
Algunos
investigadores han indicado que el gluten, por su alto consumo
en los alimentos procesados, puede ser el culpable, otros apuntan
al consumo temprano de raíces vegetales en la infancia,
y últimamente su ha mencionado a un viejo adversario como culpable:
la obesidad.
Ninguna
línea de investigación ha producido resultados los suficientemente
sólidos como para motivar a otros científicos a seguir
con el estudio.
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