Los microbios en el cuerpo superan a las células humanas de
diez a una.
Marzo
2015 | Boletin
Mensual de Salud
A
bordo de un vagón de metro en Manhattan, el investigador Christopher
Mason frotó pacientemente un hisopo de nylon en una barandilla
de metal, recogiendo ADN en un esfuerzo por identificar bacterias
en el metro de Nueva York.
Durante
18 meses recorriendo la totalidad de la Red del Metro de Nueva York,
Mason y su equipo encontraron gérmenes que pueden causar la peste
bubónica en la parte alta de la ciudad , meningitis en el centro,
problemas de estómago en el distrito financiero e infecciones
resistentes a los antibióticos en los barrios que rodean la ciudad.
Con frecuencia,
él y su equipo también encuentraron bacterias que mantienen
la ciudad habitable, absorbiendo productos químicos peligrosos
o digiriendo residuos tóxicos . Pudieron incluso seguir el rastro
de bacterias creadas por el gusto de la ciudad por la pizza identificando
microbios asociados con queso y salchichas en decenas de paradas de
metro.
Documentando
la vida silvestre en miniatura, los microbiólogos esperan descubrir
nuevas formas de seguimiento de brotes de enfermedades, incluyendo enfermedades
contagiosas como el Ébola o el sarampión detectar
ataques de bioterrorismo y combatir la creciente resistencia a los antibióticos
entre los microbios.
El Dr.
Mason y su equipo de investigación secuenciaron el material genético
que encontraron en 466 estaciones abiertas del metro y detectaron signos
de 15.152 tipos de formas de vida. Casi la mitad de la ADN perteneció
a las bacterias, la mayoría de ellas inofensivas.
Normalmente,
cada persona es hogar de aproximadamente 100 billones de células
microbianas teniendo 5 millones de genes diferentes, que suman unos
2.2 kilos de microorganismos por persona. De hecho, los microbios en
el cuerpo superan a las células humanas de diez a una.
La colección
de los microbios del cuerpo , llamada microbioma, influye en la salud
de una manera que los investigadores solo están empezando a entender.
El microbioma
puede ser clave para una digestión apropiada, para las síntesis
de las vitaminas y para el funcionamiento del cerebro.
Cambios
entre los millones de microbios que viven en el estómago humano
también pueden promover la obesidad, provocar úlceras
o afectar al funcionamiento de una vacuna contra la gripe.
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