Ingrediente
en frutas y verduras que puede combatir la pérdida de masa
ósea.
El
deporte profesional y los equipos universitarios en EE.UU. creen haber
encontrado una ventaja escondida en uno de los nutrientes más
básicos: la vitamina D.
Adiestramiento
del cerebro para la ansiedad, la depresión y otras condiciones
mentales.
Los
científicos están más cerca de comprender la
causa de la esquizofrenia.
La
maquinación de la pirámide alimentaria.
Febrero
2015 | Boletin
Mensual de Salud
Ingrediente
en frutas y verduras que puede combatir la pérdida de masa ósea.
El licopeno, un compuesto en frutas y verduras de color rojo vinculado
a un menor riesgo de varios tipos de cáncer , puede ayudar a
prevenir la pérdida ósea después de la menopausia,
según un estudio con animales publicado en la revista Bone (Hueso).
Suplementos
de licopeno diarios aumentaron significativamente la densidad ósea
en ratones hembra sin ovarios en comparación con los controles
que no recibieron licopeno. La densidad ósea en ratones hembra
tratados con licopeno fue similar a la de los tratados con bifosfonatos,
medicamentos utilizados para tratar la osteoporosis en las personas.
Inesperadamente,
el estrógeno y otras hormonas sexuales se incrementaron en ratones
hembra tratados con licopeno en comparación con el grupo de control.
La caída repentina de estrógeno que se produce después
de la menopausia se asocia con un mayor riesgo de fracturas.
El licopeno
es un pigmento natural, carotenoide, que es especialmente frecuente
en los productos de tomate procesados, tales como salsa de tomate. Los
estudios han asociado el licopeno con un menor riesgo de cáncer
de próstata y de mama.
En el último
estudio, científicos en Arabia Saudita y los EE.UU. dieron tres
dosis variadas de licopeno disuelto en aceite de maíz una vez
al día a ratones hembras, comenzando un día después
de la cirugía para extirpar los ovarios. Otro grupo recibió
el bifosfonato alendronato (Fosamax) en una cantidad equivalente a la
dosis recomendada para las personas.
Las dosis
de licopeno también fueron similares a los límites prescrito
para las personas, según el estudio. Las dosis son "alcanzables
a través de la dieta en los seres humanos y se ajustaban a los
niveles diarios recomendados de ingesta de licopeno". Dos grupos
de ratones hembra de control, uno con y otra sin ovarios extirpados
quirúrgicamente, recibieron aceite de maíz normal.
Después
de 12 semanas, la grasa corporal se redujo en 8,9% y 16,4% en las ratas
alimentadas con las dos dosis más altas de licopeno en comparación
con el grupo de control de ratones hembra sin ovarios.
Ningún cambio significativo en la grasa se produjo en el grupo
tratado con alendronato.
Ratones hembra tratados con Licopeno también tenían niveles
significativamente más altos de glutatión peroxidasa (GPx),
una enzima que protege a los organismos del estrés oxidativo
o ambiental: GPx aumento entre el 30,6% y el 57,2% después del
tratamiento con licopeno en comparación con los controles.
Los marcadores
de la pérdida de hueso, llamada resorción ósea,
se redujeron significativamente después del tratamiento con licopeno
en comparación con los controles no tratados.
La resorción ósea contribuye a la pérdida ósea
acelerada, especialmente después de la menopausia, según
el estudio. El licopeno parece inclinar la balanza ligeramente hacia
la actividad osteogénica, o el fomento de la médula, sugirieron
los investigadores.
Advertencia:
Tres meses puede no ser suficiente tiempo para captar los cambios sutiles
en los huesos debido al licopeno, dijeron los investigadores. La investigación
no ha sido probado en sujetos humanos.
El deporte profesional y los equipos
universitarios en EE.UU. creen haber encontrado una ventaja escondida
en uno de los nutrientes más básicos: la vitamina D.
Con millones de dólares en juego, equipos de elite están
controlando la salud de sus atletas con mayor precisión que nunca.
Como parte de este empuje, los equipos en todas las Grandes Ligas de
Estados Unidos, algunos departamentos atléticos universitarios
y las selecciones nacionales estadounidenses de fútbol de hombres
y mujeres han comenzado a monitorear los niveles de vitamina D y la
ingesta de los jugadores. Algunos incluso están recomendando
más tiempo de exposición al sol, algo que ayuda al cuerpo
a producir el nutriente.
El enfoque en la vitamina D es parte de un creciente énfasis
en la salud global del jugador para maximizar el rendimiento. Los directivos
de los equipo también están actuando en una investigación
reveladora que sugiere que la deficiencia de vitamina D podría
aumentar el riesgo de lesiones de un atleta.
Un estudio del equipo de fútbol americano los Acereros de Pittsburgh,
publicados en 2015 en el American Journal of Sports Medicine, fue especialmente
llamativo. Encontró dicho estudio que los niveles de vitamina
D fueron significativamente inferiores en los jugadores con al menos
una fractura ósea. Los jugadores que fueron dados de baja durante
la pretemporada debido a una lesión o mal desempeño también
tenían niveles significativamente más bajos de vitamina
D que los que formaron el equipo durante toda la temporada, según
el estudio.
Los médicos están haciendo más análisis
a pacientes en la población en general tratando de controlar
la deficiencia de vitamina D ya que el nutriente se conecta a las funciones
más importantes.
Continúa el debate sobre la cantidad ideal de vitamina D, incluso
después de que el Instituto de Medicina en el 2010 triplicó
el mínimo consumo diario recomendado de 600 unidades internacionales
(o 800 UI para los mayores de 70 años de edad).
Esto es
equivalente a seis tazas de leche fortificada. Sin embargo, algunos
dietistas deportivos dicen que los atletas deben obtener al menos de
1.000 a 2.000 UI de vitamina D al día a través de alimentos,
suplementos o ambos.
El Instituto de Medicina recomienda no más de 4.000 UI de vitamina
D al día para evitar posibles riesgos, que incluyen una acumulación
de calcio en la sangre, lo que puede alterar el apetito y causar náuseas
y vómitos.
Tomar 50.000 UI al día de vitamina D durante meses puede causar
toxicidad, pero estos casos son poco frecuentes, según un estudio
del 2015 publicado en Mayo Clinic Proceedings.
La Universidad de Virginia ha puesto a disposición de todos sus
atletas durante al menos los últimos seis años suplementos
de 2.000 UI de vitamina D indica Randy Bird, director de nutrición
deportiva de dicha universidad, mencionando que es la única vitamina
que anima a tomar a todos los atletas.
Adiestramiento
del cerebro para la ansiedad, la depresión y otras condiciones
mentales.
Un nuevo
tratamiento para trastornos psiquiátricos como depresión
y ansiedad utiliza escaneos en tiempo real para mostrar a los pacientes
como sus cerebros se vienen abajo y como corregir la disfunción.
El tratamiento
se llama neurofeedback o neurorretroalimentación.
Hay una
necesidad urgente de nuevos enfoques para trastornos psiquiátricos,
especialmente depresión.
No todo
el mundo responde a los tratamientos actuales como la terapia de charla
y la medicación con antidepresivo. En un estudio de casi 3.000
pacientes, sólo aproximadamente 1/3 de ellos alcanzó la
remisión de la depresión después de hasta 14 semanas
en el fármaco citalopram (marca Celexa).
La neurorretroalimentación
aspira a ser más precisa que las terapias actuales. Se dirige
directamente a las disfunciones cerebrales y procesos emocionales y
cognitivos que se entienden que subyacen en los trastornos psiquiátricos.
Los médicos esperan que los tratamientos también pueden
ser personalizados para abordar los problemas en el cerebro de cada
individuo.
Además
de en la depresión, la neurorretroalimentación o neurofeedback
está siendo estudiada en fobias, trastorno obsesivo compulsivo,
adicción, lesión cerebral traumática y dolor crónico,
entre otras enfermedades.
En la neurorretroalimentación,
los pacientes se tienden en un escáner de resonancia magnética
funcional. En general, se les dice que evoquen recuerdos o miran fotos
mientras sus cerebros son escaneados. La actividad de ciertas regiones
del cerebro relacionadas con la enfermedades del paciente se analiza
vía computadora.
Los pacientes
ven las representaciones visuales de su actividad cerebral casi en tiempo
real, a menudo se presentan en forma de un termómetro o una barra
de color.
Basándose
en lo que están haciendo sus cerebros, se les indica mejorar
o suprimir esa actividad.
Los pacientes
"necesitan entrenar su cerebro como entrenan sus músculos
cuando quieren estar en forma," dice Anna Zilverstand, una investigadora
postdoctoral en la escuela de medicina de Icahn en el Monte Sinaí
en Nueva York y autora principal de un estudio del 2015 sobre neurorretroalimentación
para el tratamiento de mujeres con fobia a las arañas,
estudio
que utiliza una serie de fotos de arañas con el objetivo de producir
cada vez más miedo.
Mientras
la neurorretroalimentación con fMRI o imagen por resonancia magnética
funcional (IRMf) tiene solo unos pocos años, sus principios han
existido por décadas.
Los médicos
y los investigadores han utilizado durante mucho tiempo electroencefalogramas
(EEG), pruebas que registran la actividad eléctrica, para realizar
una versión de neurorretroalimentación . El enfoque es
particularmente popular como un tratamiento para el TDAH (trastorno
por déficit de atención con hiperactividad) en los niños.
Los
científicos están más cerca de comprender la causa
de la esquizofrenia.
Steven McCarroll, profesor asociado de genética en la Universidad
de Harvard, y Beth Stevens, profesora asistente de neurología
en el Hospital de Niños de Boston y en Harvard, han reconstruido
los pasos por los cuales los genes pueden aumentar el riesgo de desarrollar
esquizofrenia en una persona.
Ese riesgo, encontraron, está ligado a un proceso natural llamado
la poda sináptica, en la cual el cerebro se quita de encima conexiones
débiles o redundantes entre neuronas a medida que madura.
Durante la adolescencia y la madurez temprana, esta actividad se lleva
a cabo principalmente en la sección del cerebro donde se centran
las habilidades de pensamiento y planificación, conocida como
la corteza prefrontal.
Las personas que portan los genes que aceleran o intensifican esta poda
sináptica se encuentran en mayor riesgo de desarrollar esquizofrenia
que aquellas que no portan dichos genes, el nuevo estudio sugiere.
Algunos investigadores habían sospechado que la poda de alguna
manera debe ir mal en las personas con esquizofrenia, ya que estudios
previos demostraron que sus áreas prefrontales tienden a tener
un menor número de conexiones neuronales, comparadas con las
de la gente no afectada. El nuevo documento no solamente apoya que este
es el caso, sino que también describe como la poda probablemente
va mal y por que e identifica los genes responsables: personas con esquizofrenia
tienen una variante del gen que facilita al parecer un agresivo "etiquetado"
de conexiones para la poda, un efecto que acelera el proceso.
Las personas con esquizofrenia son más propensas a tener la forma
hiperactiva de C4-A.
C4-A parece
ser el gen de riesgo para la esquizofrenia.
El desarrollo
de un medicamento para reducir o modular la poda plantea otro tipo de
desafío. Si el nuevo estudio demuestra algo, es que la poda sináptica
es un proceso delicado, exquisitamente programado, y que es todavía
mal entendido.
El equipo
de investigadores no sabe, por ejemplo, por que C4-A lleva a una diferente
tasa o tipo de poda que C4-B.
Los autores del estudio y expertos externos están de acuerdo
en que cualquier medicamento que altere ese sistema sería una
propuesta arriesgada.
La maquinación de la
pirámide alimentaria.
La Guía dietética para los estadounidenses editada por
el gobierno federal se
basa en ciencia dudosa, y ahora el Congreso quiere una revisión
imparcial.
Guías alimentarias del gobierno federal han cambiado muy poco
desde la primero emitida en 1980. Un conjunto revisado de recomendaciones
publicado este mes incluye una nueva recomedacion con el azúcar,
pero es poco probable que ponga fin a la incapacidad de las directrices
durante 35 años para evitar el aumento de la obesidad y la diabetes.
El problema es, en pocas palabras, una dependencia en ciencia débil.
Una corrección del rumbo puede finalmente estar en el horizonte.
El Congreso, preocupado por el número continúo de víctimas
que se cobran las enfermedades relacionadas con la nutrición,
recientemente ordenó la primera revisión externa de la
evidencia que subyace en las directrices dietéticas y el proceso
cientifíco que las produce.
La Academia Nacional de Medicina llevará a cabo la revisión
de este año. Sin embargo, este esfuerzo podría hacer más
daño que bien si la academia apoya a la débil ciencia
que ha dado forma a las directrices durante décadas.
El quid
de la cuestión es que muchas de las recomendaciones dietéticas
no se basan en ensayos clínicos que puedan demostrar de forma
fiable una relación de causa y efecto.
En un ensayo clínico, los sujetos participantes son asignados
al azar a una o más dietas, cuyos efectos sobre la salud se miden
a continuación.
Tales estudios son extremadamente difíciles y caros porque los
sujetos deben ser monitoreados de cerca e incluso proporcionar alimentos
para asegurarse de que se adhieren a la dieta.
En lugar
de ello, muchas de las recomendaciones dietéticas son justificados
por los estudios observacionales, utilizando un método científico
conocido como epidemiología prospectiva.
Los investigadores envían cuestionarios a un gran número
de personas, preguntando acerca de dieta y estilo de vida. A continuación,
hacen el seguimiento durante años para registrar los resultados
de salud.
Este método
no puede demostrar la causalidad, sólo las asociaciones.
Por ejemplo, la obesidad podría estar asociada con estar sentado
frente a la televisión. Pero las personas que pasan mucho tiempo
viendo la televisión también podrían comer más
comida basura.
¿Qué es lo que nos está haciendo gordos: ver mucha
televisión, la comida basura, o algo completamente distinto que
nadie cree que estamos midiendo?
Los epidemiólogos tratan de ajustarse a estas variables, pero
siempre hay incertidumbre.
Es cierto que la ciencia epidemiológica ha tenido éxitos,
principalmente vinculando el fumar con el cáncer en 1950.
En esa época grandes fumadores tenían un riesgo de cáncer
de pulmón de 9 a 25 veces mayor que lo no fumadores, una diferencia
lo suficientemente grande como para dar a los investigadores la confianza
de que la asociación era real. Por el contrario, estudios que
vinculan la nutrición con la enfermedad generalmente encontran
diferencias en el riesgo de 1 a 2 veces.
Por otra parte, del enorme número de asociaciones generadas por
estudios observacionales, solo un pequeño número son confirmadas
en última instancia.
En el 2005 John Ioannidis de Stanford analizó varias docenas
de estudios altamente citados y concluyó que los ensayos clínicos
posteriores podían reproducir solo alrededor del 20% de los resultados
observacionales.
Un estudio del 2011 publicado por la revista de estadística Significance
analizó 52 afirmaciones hechas en estudios nutricionales y ninguno,
0%, resistió el escrutinio de los ensayos clínicos posteriores.
Esto ha llevado a muchos cambios en el asesoramiento dietético.
En un momento los datos epidemiológicos sugerían que el
colesterol podría estar relacionado con enfermedades del corazón,
y la grasa con el cáncer.
Durante décadas, los médicos dijeron al público
evitar las yemas de huevo y los mariscos. Millones de personas adoptaron
dietas bajas en grasa y comieron más carbohidratos. Sin embargo,
estas teóricas asociaciones más tarde fueron rechazadas.
Y un gran cuerpo de evidencia cientifica sugiere ahora que el consumo
excesivo de hidratos de carbono aumenta el riesgo de enfermedades del
corazón, la obesidad y la diabetes.
Los
científicos deberían haber sabido en 1980 que la recomendación
de reducir la grasa era poco sólida. Los grandes ensayos clínicos
en el momento no apoyaron la teoría, según una revisión
sistemática publicada el año pasado en la revista de cardiología
Corazón Abierto. "Parece incomprensible que el asesoramiento
dietético se introdujo para 220 millones de estadounidenses",
escribieron los autores, "teniendo en cuenta los resultados contrarios."
Lo que
es preocupante es lo poco que se ha prestado atención a esta
nueva evidencia.
Las directrices oficiales siguen insistiendo en que los estadounidenses
deben de eligir productos lácteos reducidos en grasa como la
leche descremada.
Pero la evidencia epidemiológica incluso ahora contradice este
consejo, y un ensayo aleatorio publicado el mes pasado en la revista
American Journal of Clinical Nutrition encontró que las personas
que comen productos lácteos con toda la grasa, incluyendo la
leche entera, mostraron una serie de mejores resultados en las enfermedades
del corazón.
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