¿Es necesario visitar al dentista dos veces al año?
Febrero
2015 | Boletin
Mensual de Salud
Los
profesionales dentales aconsejan una limpieza dental cada seis meses.
Para algunas personas la recomiendan con menor frecuencia y para otras
incluso más a menudo.
Placa
dental, mal aliento y pérdida ósea irreversible explican
por que usted debe hacer esas visitas no deseadas al dentista.
Los profesionales
dentales han recomendado durante mucho tiempo una limpieza dental cada
seis meses. Un experto, Edmond R. Hewlett, profesor de odontología
de la Universidad de California, Los Ángeles, explica por que
algunas personas pueden llegar a tener bien la boca visitando con menor
frecuencia al dentista, mientras que otras deben considerar ir incluso
más a menudo.
La visita
bianual al dentista fue diseñada pensando en una media óptima,
indica el Dr. Hewlett. Dicha media óptima está basada
en las personas que son de mediana edad, no fuman , que se cepillan
los dientes dos veces al día y no comen demasiados dulces.
En seis
meses, la mayoría de dichas personas produce suficiente sarro
para necesitar un higienista dental.
Existe
una categoría de paciente que puede parecer difícil de
calificar, pacientes que suelen tener bien la boca por períodos
más largos entre limpieza y limpieza.
Por lo
general, dichos paciente tienen entre 20 y 30 años de edad,
están sanos, se alimentan muy bien y usan el hilo dental todos
los días. Para el resto de nosotros, cuyas indulgencias en
la dieta y la higiene dental no son tan ideales, seis meses parecen
una apuesta más segura, dice el Dr. Hewlett.
Una serie
de factores podría hacer que sea una buena idea ver a un dentista,
tres e incluso cuatro veces al año.
Las personas
cuya dieta es rica en alimentos o bebidas azucaradas deben considerar
chequeos más frecuentes. Y las personas que son mayores, o que
tienen la boca seca, suelen ser más propensas al daño
que las bacterias causan a dientes, encías y huesos.
A medida
que envejecemos comenzamos a acumular más condiciones de
salud debido a los diversos problemas que hemos tenido durante toda
la vida, por lo que nuestro estado de riesgo va a aumentar.
La sequedad
en la boca, que es un efecto secundario común de muchos medicamentos,
significa que hay menos saliva, lo que hace que sea más fácil
para las bacterias crecer.
La saliva
tiene normalmente un pH bastante neutro, o equilibrio básico
/ ácido, que ayuda a proteger contra el crecimiento bacteriano
excesivo.
El exceso
de azúcar puede subyugar a la capacidad de la saliva para crear
un ambiente equilibrado, haciendo necesario e importante limpiezas dentales
más frecuentes.
En algunas
personas la saliva tiene un pH más ácido, lo cual crea
un ambiente propenso para el desarrollo de bacterias dañinas.
También
debería considerar ir a un dentista con más frecuencia
quien tiene dificultad con la limpieza de sus dientes en casa por tener
dientes apiñados o superpuestos lo cual puede hacer difícil
acceder a algunas superficies durante el cepillado rutinario y hacer
difícil deslizar el hilo dental entre los dientes.
Cuando
se acumulan bacterias en la boca, puede formarse sarro, que a su
vez puede causar inflamación de encías y pérdida
ósea eventualmente irreversible alrededor de los dientes.
El momento
de la pérdida de masa ósea puede variar de persona a persona,
pero 18 meses es el punto de partida en el cual se convierte en peligroso
no hacerse una limpieza dental.
Después
de un año y medio, o tal vez dos años de no limpieza profesional
alguna, el riesgo de, al menos, una cierta pérdida ósea
inicial es significativo.
Este tipo
de pérdida de masa ósea comienza lentamente pero se acelerará
si no se controla. Además, cuanto mayor sea el tiempo entre visitas,
más difícultad tien el higienista dental en su trabajo
para raspar la acumulación de sarro, lo cual puede ser desagradable.
Sensibilidad
o sangrado de las encías y durante el cepillado o uso del el
hilo dental puede indicar inflamación debido a la acumulación
de sarro.
Es una
señal de que a algunas áreas no se llega en la limpieza
diaria.
Un aumento
de la sensibilidad, un dolor sordo, o un diente que ha cambiado de color
también pueden indicar problemas más graves, como por
ejemplo un nervio muerto en el interior del diente.
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