La
lucha contra esta enfermedad copia el enfoque del cáncer
de mama.
Los científicos médicos están trabajando
en desarrollar, para el tratamiento de tumores de próstata
, estrategias que se adaptan de manera individualizada a cada
pacientes, al igual que se hace actualmente para muchas mujeres
con cáncer de mama.
67
años es la edad media de diagnóstico de cáncer
de próstata. La probabilidad de tenerlo aumenta rápidamente
después de los 50 años. 1 de 36 hombres morirá de cáncer de próstata,
la segunda causa de muerte por cáncer en los hombres,
después del cáncer de pulmón.
Los
recientes avances en la comprensión del cáncer
de próstata sugieren que algunos hombres con una forma
de la enfermedad de alto riesgo podrían beneficiarse
de tratamientos más agresivos.
Otros
hombres pueden beneficiarse con menos tratamiento. Por ejemplo,
radiación más terapia hormonal, también
llamada terapia de privación de andrógenos, es
una estrategia común para matar tumores de próstata.
Pero
un reciente estudio de investigadores del Memorial Sloan-Kettering
Cancer Center sugiere que analizar el ADN del tumor puede identificar
que pacientes necesitan solo radiación.
Si
esto se corroba en investigaciones adicionales, algunos hombres
pudieran evitarse la terapia hormonal, y sus efectos secundarios
que incluyen pérdida de la libido y enfermedad cardíaca.
Los
acontecimientos tienen lugar en medio de cambios en la manera
en que muchos tipos de cáncer son identificados y tratados.
Dichos
cambios están siendo impulsados en parte al usar la información
genética que define los tumores por su biología
subyacente, información genética que proporciona
pistas acerca de los controladores de la enfermedad, indicios
no disponibles con los exámenes convencionales.
Los
investigadores dicen, por ejemplo, que varias nuevas pruebas
genómicas de cáncer de próstata pueden
ayudar a separar los tumores de alto riesgo de aquellos con
riesgo bajo o intermedio, ofreciendo información
a médicos y pacientes para orientar las opciones de tratamiento.
La
mayoría de los casos cáncer de próstata
son formas de bajo riesgo de la enfermedad que tendrán
poco efecto en las vidas y longevidad de los pacientes.
En estos casos, una gran preocupación es que el sobretratamiento
del cáncer crea un riesgo innecesario de impotencia,
incontinencia y otras complicaciones.
Aproximadamente
el 20% de los hombres diagnosticados con cáncer
de próstata tiene un alto riesgo de que su cáncer
se disemine más allá de la próstata.
Para
evaluar ese riesgo se utiliza la escala de Gleason, un sistema
de clasificación basado en el aspecto microscópico
del tumor.
En
algunos hombres con una forma agresiva de la enfermedad,
la tasa de supervivencia a 10 años está
muy por debajo del 50%.
Inicialmente,
un 95% de los hombres que mueren de la enfermedad son diagnosticado
con cáncer que está confinado a la región
de la próstata, dice Philip Kantoff, director del centro
de Oncología Genitourinaria en el Dana-Farber Cancer
Institute, en Boston.
Encontrar
maneras de "curar" a tales pacientes es "misión
central", dice el doctor Kantoff. Una vez que el cáncer
se extiende más allá de la próstata
típicamente al hueso es considerado
incurable.
El
actual estándar de tratamiento para el cáncer
de próstata de alto riesgo es o cirugía para extirpar
la glándula cancerosa o radiación más terapia
hormonal para matar al tumor. Algunos hombres reciben radiación
después de la cirugía, pero por lo general los
dos enfoques no se administran juntos.
En
comparación, las mujeres con cáncer de mama
de alto riesgo, que al igual que el cáncer de próstata
también normalmente es estimulado por las hormonas sexuales,
reciben una combinación de cirugía, radiación
y medicamentos. Lo medicamentos están adaptados a
las pacientes en base a si las hormonas estrógeno y progesterona
o un gen llamado HER2 están alimentando el tumor.
Un
tratamiento agresivo de estas mujeres ha dado lugar a una mejoría
en la supervivencia y en las tasas de recaída.
Investigación de ensayos clínicos, por ejemplo,
sugiere que la radiación dada poco después de
la cirugía aumenta el tiempo de vida sin la enfermedad
.
Pero
ha habido pocos estudios que hayan analizado el efecto de combinar
los tratamientos. Puede llevar de 10 a 15 años completar
un ensayo que prueba una estrategia múltiple frente a
un enfoque de tratamiento único.
Pruebas
genéticas disponibles recientemente examinan caracteristicas
del tumor que predicen si dicho tumor es de alto o bajo riesgo,
algo que puede ayudar a los médicos a toman decisiones
de tratamiento.
Un
test comercializado por la empresa de San Diego GenomeDx Biosciences
Inc. produce un perfil molecular que puede indicar, por ejemplo,
si un hombre que se somete a cirugía para extirpar el
tumor de la próstata también se beneficiaría
del tratamiento con radiación.
La
investigación del Dr. Polkinghorn en el Sloan-Kettering
produjo otra característica genética (firma o
signature) de esta patología de la próstata, característica
que podría indicar cuando los hombres necesitan menos
terapia.
El
Dr. Polkinghorn lideró un estudio reciente que mostró
como el papel de los andrógenos en el cáncer
de próstata va más allá de proporcionar
combustible para el crecimiento del tumor; la hormona sexual
masculina también activa los receptores androgénicos
que activan genes que reparan ADN dañado. El hallazgo
es importante porque la radiación mata las células
del tumor mediante la ruptura de ADN. El descubrimiento también
explica un misterio de dos décadas: el por que la combinación
de radiación con fármacos antiandrógeno
es significativamente más eficaz contra el cáncer
de alto riesgo que la radiación sola.
Privando
al tumor de andrógeno se le quita el "protector
solar" de la célula de cáncer de próstata
y la hace más sensible a la radiación, indica
el Dr. Polkinghorn. El informe fue publicado en noviembre en
la revista Cancer Discovery .
El
análisis reveló que los niveles de actividad
del receptor de andrógeno varían ampliamente entre
los pacientes.
Esto
sugiere que los pacientes con actividad androgénica
alta pueden beneficiarse de la terapia hormonal mientras
que aquellos con niveles bajos de actividad pueden ganar poco
con dicha terapia y podrían renunciar al tratamiento.