Como el cerebro usa la glucosa para estimular el autocontrol.
Diciembre
2014 | Boletin
Mensual de Psiquiatría y Psicología
El
cerebro necesita toneladas de energía y nuevos experimentos
muestran como los bajos niveles de glucosa están conectados
a los problemas de autocontrol .
La
energía de vapor pone enormes y torpes turbinas en movimiento.
Caballos
de fuerza ocasionan explosiones que hacen trabajar motores de coches
circulando a gran velocidad por una autopista.
La
energía solar aprovecha el poder impresionante del mismo sol
y puede algún día iluminar ciudades enteras.
Pero
la fuerza de voluntad parece diferente. Muy a menudo describe la inactividad
disciplinada, como resistir la tentación de alguna acción
observable.
El cerebro
necesita toneladas de energía en reposo, consume alrededor del
25% del nivel de glucosa circulante, a pesar de constituir solo un 3%
del peso corporal.
Al llevar
a cabo una conducta en particular, la tasa de consumo de glucosa salta
en la región cerebral correspondiente. Si escuchamos una sinfonía,
la corteza auditiva eleva la tasa metabólica. Si aprendemos algo
nuevo, es el hipocampo el que se dispara. El baile despierta la corteza
motora. Y cuando usted está mostrando su fuerza de voluntad,
pensando: "No lo hagas, no lo hagas, te arrepentirás ...."
Es su corteza frontal la que se pone en marcha.
Trabajos
desarrollados por numerosos científicos, sobre todo por Roy Baumeister,
de la Universidad Estatal de Florida, muestran el poder que hay detrás
de la fuerza de voluntad.
Por ejemplo
aumentar la carga cognitiva en la corteza frontal de una persona, él
o ella exhibe menos autocontrol en las tareas posteriores, como cuando
un músculo que ha estado haciendo fuerte ejercicio, posteriormente
se resiste a dar un paso más.
Por otra
parte, durante una tarea de auto-control resistente, los niveles circulantes
de glucosa caen en picado, consumido por las laboriosas neuronas frontales.
Y, sorprendentemente, el autocontrol mejora si los sujetos toman bebidas
azucaradas durante la tarea (con los sujetos del grupo de control consumiendo
bebidas sin azúcar).
Así
que si el autocontrol requiere energía (y por lo tanto glucosa),
¿pueden los investigadores rastrear la lucha del cerebro para
controlar los impulsos agresivos mediante la búsqueda de los
niveles bajos de glucosa? Brad Bushman, de la Universidad Estatal de
Ohio y sus colegas exploraron esta cuestión en un artículo
recientemente publicado en la revista científica Proceedings
of the National Academy of Sciences (Debates de la Academia Nacional
de Ciencias).
Parejas
de voluntarios casados tuvieron sus niveles de azúcar en la sangre
medidos diariamente durante semanas. Cada noche los participantes calificaron
el nivel de cualquier tipo de ira que sentían hacia su cónyuge.
Los sujetos
indicaron su nivel de ira a través del número de alfileres
que habían clavado en un muñeco de vudú en representación
de su cónyuge. La técnica de medida poco ortodoxa mostró
que cuando los niveles de glucosa en sangre fueron más bajos,
los participantes clavaban más alfileres.
Podemos
extraer varias lecciones de estos resultados. En primer lugar, los cónyuges
probablemente deberían comer chocolate antes de tensas discusiones.
En segundo
lugar la mayor lección es que lo que somos y lo que hacemos siempre
debe considerarse en el contexto de la biología que ocurre dentro
de nosotros.
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