Tanto la evitación ansiosa y como la depresiva
se asocian con diferentes índices de mala adaptación
a largo plazo después de la pérdida de un ser querido.
Enero
2015 | Boletin
Mensual de Psiquiatría y Psicología
Título
del estudio:
La
conducta de evitación ansiosa y depresiva en la psicopatología
que origina la pérdida de un ser querido: un estudio longitudinal.
Autores
del estudio:
Boelen
PA y Eisma MC.
Departamento
de Psicología Clínica y de la Salud, Universidad de Utrecht,
Utrecht, Países Bajos.
Resumen:
Antecedentes:
El comportamiento evasivo es un componente central de las teorías
cognitivo-conductuales de la psicopatología relacionada con el
duelo o aflicción.
Sin embargo,
su papel todavía no es bien entendido.
Objetivo:
Este estudio
examinó las asociaciones de conductas de evitación ansiosas
y depresivas concurrentemente y prospectivamente con evaluados niveles
de síntomas del trastorno por duelo prolongado (PGD), de la depresión
y del trastorno por estrés postraumático (TEPT o PTSD).
DISEÑO
Y MÉTODOS:
Doscientos
noventa y una personas, que se habían enfrentado a una pérdida
máxima tres años antes, completaron un auto informe que
medía la evitación ansiosa y depresiva y la angustia emocional
volviendo a completar un año más tarde un auto informe
sobre la angustia.
Resultados:
La evitación
ansiosa y depresiva estuvo concurrentemente asociada con síntoma
del trastorno por duelo prolongado (PGD), depresión y trastorno
por estrés postraumático (TEPT o PTSD), incluso cuando
cuando se controlo mediante la varianza compartida entre ambas formas
de evitación y las variables relevantes socio-demográficas
y relacionadas con la pérdida .
Análisis
prospectivos mostraron que la evitación ansiosa inicial predijo
niveles crecientes de síntoma de PGD, depresión y PTSD
o trastorno por estrés postraumático, un año más
tarde, entre los participantes que se encontraban en su primer año
de duelo, pero no entre aquellos que estaban más allá
de este primer año.
La evitación
depresiva inicial se asoció significativamente con PTSD elevado
un año más tarde, independientemente del tiempo desde
la pérdida.
Conclusiones:
Tanto la
evitación ansiosa y como la depresiva se asocian con diferentes
índices de mala adaptación a largo plazo después
de la pérdida de un ser quierido. Sin embargo, la evitación
ansiosa parece fundamentalmente perjudicial en el primer año
de duelo.
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