Los
bajos niveles de actividad física se asocian con la desregulación
de la ingesta de energía y el aumento de la masa grasa
durante un seguimiento de un año.
Autores
del estudio:
Robin P Shook 3,*,
Gregory A Hand 4,
Clemens Drenowatz 5,
James R Hebert 68,
Amanda E Paluch 5,
John E Blundell 9,
James O Hill 10,
Peter T Katzmarzyk 11,
Timothy S Church11, y
Steven N Blair 5,6
Afiliaciones
de los autores:
3
Departamento de Kinesiología de la Universidad Estatal
de Iowa, Ames, IA;
4
Escuela de Salud Pública de la Universidad de West Virginia,
Morgantown, Virginia Occidental;
5
Universidad de Carolina del Sur, Columbia, Carolina del Sur;
6
Universidad de Carolina del Sur, Columbia, Carolina del Sur;
7
Universidad de Carolina del Sur, Columbia, Carolina del Sur;
8
Universidad de Carolina del Sur, Columbia, Carolina del Sur;
9
Instituto de Ciencias Psicológicas de la Facultad de
Medicina y la Salud de la Universidad de Leeds, Leeds, Reino
Unido;
10
Universidad de Colorado, Aurora, CO; y
11
Pennington Biomedical Research Center, Baton Rouge, LA
Resumen
del estudio.
Antecedentes:
Estudios
previos sugieren que el apetito puede ser desregulado con bajos
niveles de actividad, creando
un desequilibrio energético que se traduce en el aumento
de peso.
Objetivo:
El
objetivo fue examinar la relación entre el consumo de
energía, la actividad física, el apetito y aumento
de peso durante un período de seguimiento de un Año
en una amplia muestra de adultos.
Diseño:
Los
participantes fueron 421 individuos (media ± desviación
estándar de edad: 27,6 ± 3,8 años).
Las
mediciones fueron las siguientes:
1-el
consumo de energía con el uso de recogida de datos dietéticos
mediante entrevistas y calculado utilizando los cambios en la
composición corporal y el gasto energético,
2-
la actividad física de moderada a vigorosa (AFMV) con
el uso de un monitor colocado en el brazo
3-
la composicion corporal con el uso de absorciometría
dual de rayos X, y
4-
las percepciones de la restricción dietética,
la desinhibición, el hambre, y el control de la alimentación
mediante un cuestionario de origen.
Los
participantes fueron agrupados en el inicio en quintiles de
AFMV (minutos / dia) por sexo.
Las
mediciones se repitieron cada 3 meses durante 1 año.
Resultados:
Al
inicio del estudio, existía una relación inversa
entre
el peso corporal y la actividad física, con el grupo
menos activo
(15,7
± 9,9 minutos de AFMV / dia, 6062 ± 1778 pasos
/ d), teniendo el mayor peso corporal (86,3 ± 13,2 kg)
y el grupo más activo (174,5 ± 60,5 minutos de
AFMV / dia, 10.260 ± 3.087 pasos / dia) con el peso corporal
más bajo (67,5 ± 11,0 kg).
Se
observó una relación positiva entre el consumo
de energía calculado y el grupo de actividad, excepto
en el quintil más bajo de actividad.
El
grupo de actividad física más bajo reporto mayores
niveles de desinhibición (P = 0,07) y de antojo de alimentos
salados (P = 0,03) en comparación con el grupo con el
mayor nivel de actividad física.
En
más de 1 año de seguimiento, el grupo de actividad
más bajo ganó la mayor cantidad de masa grasa
(1,7 ± 0,3 kg) después del ajuste para el cambio
en AFMV y la masa de grasa al inicio.
Las
probabilidades de ganar más de un 3% de masa grasa fueron
entre 1,8 y 3,8 veces más altas para los individuos en
el grupo menos activo que para aquellos en el grupo de actividad
media.
Conclusiones:
Estos
resultados sugieren que los bajos niveles de actividad física
son un factor de riesgo para el aumento de la masa grasa.
En
la muestra actual, el umbral para lograr el equilibrio de energía
se produjo a un nivel de actividad correspondiente a 7116 pasos
/ día, una cantidad alcanzable por la mayoría
de los adultos.
Este
ensayo se registró en clinicaltrials.gov como NCT01746186